Aina leve el vuelo. Pero aina
adentro. Tan adentro
como esta espina de flor de paraíso
en el costado, como este punzón
de verbos en infinitivo, como
ester ayer que sepulta
todas mis mañanas.
                                Tan adentro,
como este vientre
de poemas repudiados suplicando
una voz que los alce y los latine.
Aina, aina leve el vuelo, y calla
después,
como callan las sombras
                                          detrás
de las cortinas
Copyright: R. Nieto Lorca
 
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