lunes, 28 de noviembre de 2016

A la hora de siempre



















Llegó a la hora de siempre
y, como siempre, se quitó el abrigo
y arrojó al mueble la cartera.
Luego se buscó en los bolsillos,
sacó un lápiz y un papel medio
arrugado, y llevándose 
el índice a los labios arguyó:
¡"amer"!

¡A m e r! - Deletreé aquel vocablo.

Examiné
cada signo, cada grafo presente
o elidido, palpándome 
dentalmente los labios y la sien.

Me adentré, entonces,

en el desván 
de las palabras. Miré en el altillo
donde juegan al corro los diptongos,
busqué luego en el profundo cajón
de los fonemas, volví del revés
los adjetivos, registré uno a uno 
los artículos contractos, revisé
- por si acaso - los verbos regulares, 
sacudí los pronombre personales, 
pregunté a los sustantivos... 

                                              ¿"Amer" 
dijiste? - inquirí de nuevo.

Y como hoja muerta a punto de caer,

rozó los goznes del silencio
la respuesta.

...Llega a la hora de siempre

y, como siempre, se quita el abrigo
y arroja al mueble la cartera.
Después se busca en los bolsillos,
saca un lápiz y un papel medio
arrugado,
y llevándose el índice a los labios
vuelve a argüir:
                                  ¡"amer"!

R, Nieto Lorca (lorni)
"Tan cerca"

2 comentarios:

  1. Me ha encantado. De verdad. Es fantástico. Me gusta que hayas utilizado "elidir", tan poco usado, por desgracia. Un abrazo

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  2. Un trabajo que me ha dado mucho "trabajo", Manuel. A veces se tiene tan claro lo que se quiere decir y se considera tan importante, que a la hora de la verdad (de expresarlo) resulta difícil, muy difícil, encontrar cómo hacerlo para no caer en cursilerías o incurrir en tópicos, estereotipos u obviedades. Como bien sabes, esto de la escritura tiene su aquél. Sobre todo la poesía, y en este caso, la poesía descriptiva, de líneas tan estrechas respecto a la prosa. También el lenguaje necesita de un cuido especial, tal vez demasiado escrupuloso por mi parte. Hay palabras de las que me sirvo sin intención alguna más que la que el texto me requiere, y simplemente porque están ahí y forman parte de nuestro riquísimo vocabulario. Palabras en desuso, eso sí, pero que conozco y sigo utilizando siempre que el texto lo requiera, claro está. El verbo "elidir", como muy bien has observado y detenido en él, efectivamente es uno de esos vocablos.
    Agradezco tu fijación en los pequeños detalles.
    Eso es patrimonio, únicamente, de de los buenos críticos. Un texto está siempre sujeto a la crítica de quien lo lee. Pero esa crítica (negativa o positiva) ha de ser constructiva. Es decir: hay que argumentarla.
    Muchas gracias por seguir ahí.
    Un abrazo.

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