PRESENTACIÓN DEL LIBRO
DE ISIDRO SÁNCHEZ BRUN
ZAGUÁN DE PASO
MARTES 3 DE FEBRERO DE 2015
EN LA ASOCIACIÓN DE ESCRITORES Y ARTISTAS ESPAÑOLES
(Texto original de Guzmán Alonso Moreno)
“… Pero nada queda hecho;
el lápiz de colores, noche y rosa,
silueta una forma borrosa de algo
que no tiene forma ni razón de
forma
porque la noche necesita del día
y la rosa del agua y unos de otros,
a la par y siempre.
Solos
pequeñas cosas son en su falsa
grandeza
para formar un mundo;
solos no dejan de ser uno
aunque yo al mezclarlos en el
espacio abierto
de una palma extendida
forme con todos uno.
Uno. Sí…, un mundo.”
Con versos como estos, que serían finalistas y ganadores
del 1º Certamen “Círculo Mercantil de Málaga”, hacía aparición en 1972 en la
escena literaria un joven de 27 años llamado Isidro Sánchez Brun. En ellos
evidenciaba una personalidad creadora propia tras la asimilación de las
lecturas en que cimentaba su primera poética: los autores de las culturas
clásicas, el Modernismo, o la Generación del 27.
Claridad de concepto y firmeza de verso, así como una sutil
pero atrevida aproximación a la experimentación, constituían seguramente los
rasgos más acusados de este poeta que fue inmediatamente cosechando
reconocimiento. Un reconocimiento que le fue llegando por la crítica escrita,
por la valoración de sus lecturas públicas y a través de nuevos premios y
menciones: en 1973 vuelve a ganar el Círculo Mercantil de Málaga y en 1975 el
Certamen Nacional de la Agrupación Hispana de Escritores, cuyo epicentro estaba
entonces en Mataró, y que ocuparía un lugar central en su andadura literaria.
Si en buena medida somos por las relaciones que
establecemos con nuestros grupos de pertenencia y de referencia, la trayectoria
de Isidro Sánchez Brun es explicable por su vínculo con la Agrupación Hispana
de Escritores, en la que ingresa en 1972 y en cuya editorial va a publicar 3 de
los cuatro libros que recoge esta antología de bella edición realizada por
Lastura que hoy presentamos: De siempre
la esperanza (1980); Ese cercano
tacto tan distante (1984); Mujer de
otoño en rojo (1990).
Su cuarto libro, Toda
la posesión del alba (1991), sería publicado bajo edición del Centro
Cultural de los Ejércitos tras ganar el premio convocado en 1990 por este
Centro en Valencia.
Si nos referíamos en las líneas iniciales a la forma en que
Isidro Sánchez Brun se había apropiado del legado de los clásicos, del
Modernismo, o de la Generación del 27, en su primer libro, De siempre la esperanza, encontramos poemas que nos hablan de cómo
hace suya la poesía social. Contra la malintencionada contraposición que hacen
muchos y muchas entre poesía lírica y poesía social, depositando la belleza en
la lírica que evade la realidad, los versos de Sánchez Brun nos dejan claro que
se puede hacer lírica mirando a la realidad en sus distintas problemáticas.
Esto lo podemos apreciar en la evocación, que a mí se me antoja brechtiana, que
incluye al principio de su homenaje a Gladys del Estal, muerta por la represión
de un acto cívico:
“Se piensa que uno es
de donde elige morir;
y los que mueren donde quieren vivir
¿de dónde son?
Podemos apreciarlo también en los versos finales de “Poema
libre: poeta”:
“Y cuando muera el último poeta
tras el ruido escondido de las armas,
podré decirle, libre, a mi pequeña:
mira, hija,
ayer murió quien pudo ser mañana tu maestro”.
En este libro Isidro nos permite ver con nitidez cómo verdad
y belleza se vinculan; pues belleza sin verdad es válidamente adorno,
aditamento, gustoso recurso que complace o que fascina, pero sólo eso.
Cuatro años transcurrirán en los que nuestro poeta seguirá
cimentando y desarrollando su escritura hasta la publicación en 1984 de Ese cercano tacto tan distante, cuyos
ejes están compuestos por nuevos premios conseguidos y por un homenaje a
Laureano Mela, primer presidente de la Agrupación Hispana de Escritores,
fallecido en 1983
Si ya en De siempre
la esperanza, incluía poemas galardonados, como Recuerdo al Sáhara, o
soñando a Gladys, en Ese cercano tacto
tan distante serán ahora los libros premiados –con algunos poemas nuevos
añadidos- los que queden recogidos; en concreto Diálogos del Silencio, premio Ciudad de Alcorcón de 1981; y Diálogos del alba, vencedor en las
Justas Literarias de Reinosa de 1983… Los premios literarios… “Qué puede hacer
un chico pobre sino tocar en una banda de rock and roll”, cantaban Los Rolling
Stones. Parafraseándolo podríamos decir: “Qué puede hacer un poeta no
perteneciente a los círculos editoriales consagrados sino reunir sus premios para
dar visibilidad a su creación más allá de sus entornos inmediatos”.
De la poética de Ese
cercano tacto tan distante destacamos, añadido a los rasgos señalados
anteriormente uno permanentemente presente en el trabajo de Isidro: el retrato que
va bordando el verso, describiendo -táctil, esculpido-, el bucle de anhelos y
certezas que trenza la conciencia íntima, desnuda, buscadora de nitidez y transparencia:
“Y si volviera el eco a ser verdad y rama
donde posar su miedo mis palomas azules,
pudiera ser que entonces se vieran sobre el viento
los últimos caballos, galopes como manos
que van meciendo arena sobre la piel suavísima.”
…………………………………………………….
“Si quieres encontrarme
sea al anochecer. Los centinelas
respiran su fatiga en el secreto descanso
y nada me retiene.
De noche, junto al río,
todo es inicio sobre el mapa de los cuerpos
y olor en el contorno de la sangre.
Tú y yo sin nadie que nos rompa.
Pero por Dios, el tuyo, el mío, el de quien sea,
mañana cuando bajes de la sierra
no pases por mi casa,
que tengo ya mi patio tan cavado
que no puedo dar tierra a más amigos”.
……………………………………………………
“Me hago cuerda y no atas. Me siembro y tú no riegas.
Quizá sirva de nada soñar con tu batalla.
Qué poco tiempo dejan…
Qué
escasos los recursos
de quien nació gaviota y ya vendió sus alas.”
1984 y 1985 son años álgidos en la trayectoria de Sánchez
Brun como escritor. A sus premios y publicaciones hay que sumar por un lado la
Presidencia de la Agrupación Hispana de Escritores y con ella la dirección de
sus revistas. Por otro, su inclusión en la nómina de escritores que recoge la
Universidad de Navarra en la historia de la Literatura de esta Comunidad. Pero
estamos en los años ochenta, años en los que las políticas culturales,
confluyendo con las políticas sociales y económicas, van a favorecer muy
estrictamente determinados cánones y, dentro de esos cánones, a determinados
círculos excluyendo a otros. Con el señuelo postmoderno de “vale todo”, que
supuestamente reclamaba la diversidad, van a ser generados por estas políticas
modelos cada vez más cerrados y uniformes de gustos, voces e iconos.
En este contexto Isidro iniciará un tránsito hacia una
bucólica personal que ya venía manifestándose en su obra. Una bucólica definida
por dos coordenadas: el amor y la naturaleza. En ellas se siente cómodo para
trabajar su idea del poema, la correspondencia del verso con la imagen
perseguida, la fortaleza de la metáfora, o su experimentación formal.
Fruto de este proceso son los dos libros aparecidos en 1990
y 1991: Mujer de Otoño en rojo y Toda mi posesión del alba. Relación, sensualidad, sexualidad,
ensueño negador del tiempo que desgasta, son elementos que dan textura a Mujer de otoño en rojo:
“Tres veces en la luz intenté amarte,
tres veces fuiste rienda y tres caballo
de crin desmadejada;
tres veces al final fuiste comienzo
y siempre pude hallarte en el estadio
de todas mis estrellas,
zarco de agua, mujer en esa música
de tardes encontradas y penumbra
larguramente blanda.”
………………………………………………..
“Y, así,
abrir el libro
y leer un paisaje de horizontes.
Y, luego,
al cerrarlo
poder saborear que todos los renglones
escriben corazón con c de compañía
mujer de otoño en rojo, compañera.”
En este libro las aproximaciones experimentales antedichas
aparecen de dos formas. La primera la destaca el prologuista, Carlos María
Maínez, cuando alude a las transformaciones morfológicas y variantes
sintácticas con las que Isidro juega.
La segunda, tiene que ver con la visualidad de tres de los
poemas últimos, en los que el concepto y la semántica que los desarrollan son a
su vez modelados, hechos figura, por la imagen gráfica que los alberga. Aquí la
figura sustituye a la estrofa convirtiendo al poema en árbol, vuelo de aire, o
copa. De este modo encontramos un todo formado por la idea, las palabras, y la
silueta que las proyecta.
Llegamos a Toda mi
posesión del alba, su libro más hecho, más contorneado y más aunador de los
elementos que forman la obra de Isidro Sánchez Brun. Es el libro que cierra un
ciclo. En él aparece con marcada autoconciencia creadora esa vigorosa aptitud de
Isidro para la imagen, la metáfora y el ritmo. Y esa capacidad -que da
identidad y belleza a su poesía-, para entender y plasmar la unidad que se
forja de contrarios; la unidad que se eleva y se funde en sí misma:
“Y te generas vaso
donde viertes
la esencia de tu aroma, tu perfume cereal.”
“Atrapada en mis brazos
emerges ecuador, rapaz y presa
del tránsito que siembras por mi espalda…
Estás ardiendo
y en tu llama mi llama nos incendia”.
………………………………………
“En esta comunión no existe reto;
todo es pincel y lienzo, todo el otro.”
Como hemos dicho,
Toda mi posesión del alba supone para Isidro Sánchez Brun el final de un gran
ciclo poético, de creación, de presencia en la sociedad literaria, a la vez que
vital. Cumplidos, en 1990, 45 años, avizora otros recorridos, un antes y un
después. Así lo expresa, quizás más de una manera presentida que absolutamente
consciente, en varios de sus poemas:
“Y la fecha me llega de repente.
No encuentro el calendario.
Concluida la agenda
no logro en ella acomodar la cita (…)
(…) Somos ya, ruta
que ha roto los regresos a la infancia”.
……………………………………….
“Estoy, como la tiza, resumiendo
La lección mientras muero,
reuniendo en la playa lo que resta
del antiguo naufragio;
mintiendo a mis centurias
que quieren regresar al campamento
sus ocios invernales”.
………………………………………
“Esta vieja estación, poema o surco
que fue de horizontales escrituras
y oraciones de nieve en las colinas,
conduce sus legiones
a la vieja estación desheredada
que germina en la cita inalcanzable.”
A partir de Toda mi
posesión del alba, Isidro Sánchez Brun inicia una andadura distinta en la
que seguirá escribiendo, lentamente, casi calladamente; publicando en las revistas
de la Agrupación Hispana de Escritores y en sus antologías. Publicando también
en otras revistas y frecuentando otros grupos como Verbo Azul… Hasta editar en
2010 el libro Más de diecisiete, y a
partir de ello inaugurar nuevos cauces temáticos, nuevas simbologías en el
lenguaje y otros asomos estilísticos, que a buen seguro tendremos oportunidad
de conocer y celebrar en un futuro próximo. Una somera representación de esta
nueva andadura es la que puede apreciarse en los últimos poemas inéditos
incluidos en Zaguán de paso, libro
que hoy hemos tenido el placer y el honor de presentar.
Ahora escuchen su recia voz de hombre del norte, plena de
oquedades, como las grutas originarias que dieron abrigo a los ancestros
permitiendo que se ahondasen.
Guzmán Alonso Moreno.
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