lunes, 7 de octubre de 2013

Casi siempre





















Un número data 
la evidencia. Una fecha 
proclama en silencio,
lo que ahora veo y sé
que pronto olvidaré.

Un lugar - qué importa
cuál - acoge un cuerpo
sin nombre:
                           D.E. P.

Por instantes imprecisos
siento la derrota de su ajena 
mirada:
una larva de muerte abisal 
delata su presencia y recela 
de su origen haciéndole caer
en el líquido engaño.

Dios viene casi siempre,
oculto en la penumbra 
del ocaso. El  hombre, 
paradigma de inútiles 
pasiones,
se sumerge en el valle
de la oscuridad y levanta 
murallas contra sí mismo.

Dios, casi siempre, guarda 
silencio. El hombre, como 
todo lo finito
termina agotándose. Deja 
que su pulso se diluya
por vastos mares
                         y espesuras,
y vuela 
dibujando un vago 
renglón como horizonte.

Dios, casi siempre, viene 
oculto en la penumbra 
del ocaso. El  hombre 
sólo proclama su piel 
                       para rozarle.


Remedios Nieto Lorca
         (Tan cerca)



2 comentarios:

  1. Este poema me incita a hacer la siguiente reflexión: la tragedia ocurre, durante un tiempo hablamos de ella, después se olvida y el terrenal que puede hacer algo, para que no vuelva a ocurrir, le da la espalda y se consuela diciéndose: " No es mi problema ".
    Y como si nada hubiese ocurrido.
    Saludos

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  2. La asiduidad con que ocurren y se repiten las tragedias, y lo poco o nada que se atienden o se les da solución, José Eladio, hace que se vanalicen y nos olvidemos pronto de ellas.
    Tal vez debamos recurrir a la insistencia del "no olvido", para que no vuelvan a suceder.
    Que se oigan las voces con ese compromiso en común, creo que puede surtir algún efecto. Con la tuya también.
    Gracias por comentar.
    Un saludo

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